ARRECIFE
Aterrizó el avión en el aeropuerto de Lanzarote después de 2.20hs de viaje. Incómodo como el solo el avión, casi una treintena de filas con 3 y 3 asientos. Los snacks eran pagos y gracias a las enormes ganas de llegar, el hambre no se hizo notar.
Nos esperaba Juano, todo sonriente y expectante. Estábamos todos igual de desosos de vernos. Nos llevó a un hotel porque la casa de ellos estaba sin terminar. Hotel Lancelot. Muy lindo, muy cómodo, muy luminoso, habitaciones amplias, comida rica.
La noche que llegamos, viernes 14 de diciembre, fuimos a cenar a un rastaurant que no recuerdo el nombre, pero le puse "El lugar de las cebollitas fritas y las papas arrugadas". Delicias ambas.*
La primera mañana en el hotel desayunamos en el bufet con una vista hermosísima: playa, palmeras, cielo despejado. Lanzarote es así, de vistas que se tatúan en la memoria.
Fuimos al yatch club a tomar una gaseosa (mi infaltable fanta limón) y disfrutar de una linda tarde.
Todos los días el tío nos llevó a recorrer partes de la isla. Iré contando de a poco, como vaya saliendo, recordando...
*al final recordé el nombre: Ginori, por lo que me conté Juano es el único restó de la isla con estrellas Michelin jeje que calidad!
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