martes, 11 de septiembre de 2007

Último día juntas, martes 31 de julio

Nuestro lunes: levantadas desde temprano, no desayunamos pero fuimos a acompañar a Gloria al banco. Aprovechamos para ver bien por donde cruzar la calle para tomar el pesero o el camion (colectivos en porteño).
Volvimos a la casa y nos enseñó a conectarnos a internet desde su computadora. Vimos mails y bajamos a desayunar unas uvas, nueces y sandwichs de pechuga de pavo ahumada y queso tipo manchego. Muy rico todo.
Con mamá decidimos ir a ver una exposición de vidrio, que vimos la publicidad en el metro. Buscamos dónde quedaba, organizamos el viaje y partimos.
¡No más tren ligero!
A una cuadra y media de la casa de
Gloria está la parada del pesero/camión que termina en Chapultepec ($4 mex, aproximadamente US$0,4). De ahí metro, combinación hasta llegar a Bellas Artes. Salimos cerca del Edificio Postal, asi que nos dimos el gusto de mirarlo por adentro. Todo blanco y drado, había una muestra de esculturas de metal en el interior. Muy lindo, grandiosa la escalera, los ascensores, el techo de vitraux.
Luego fuimos al Museo de Arte Popular, cruzando la Alameda Central. La muestra era pequeña pero interesante. Había varios caleidoscopios para deleitarse con esas imagenes siempre cambiantes. Mucho color. Pasamos por la regalería para comprar souvenirs para nuestra gente de acá.
Después fuimos a comer al Sanborn's que habíamos ido el domingo. Pedimos taco
s de pollo y un coctel de frutas para compartir. De tomar nos pedimos cada una un "Smoothie" sin chamoy (mamá de mango y yo de piña). Los smoothies son licuados de fruta con hielo y el chamoy es un picante (puede ser en polvo o líquido) que se le echa al vaso. Delicioso. En la foto se ven mal los colores porque la cámara digital ya estaba agonizando, no sabemos lka razón, y sacaba las fotos híper claras y con los colores distorcionados.
Quisimos volver a entrar al Palacio de Bellas Artes pero otra vez estaba hasta las bolas de gente. Decidimos ir caminando hasta el mercado del Zócalo para comprar una gorra para sol y anteojos negros para mí. de ahí seguimos caminando hasta la estación de metro Pino Suarez (estación "Tortillas" para nosostras, porque unos de los primeros días de nuestro viaje una nena dijo que el dibujo de esta estación parecía, efectivamente,
unas tortillas).
Una anécdota "carolinesca": la estación Pino Suarez tiene varias entradas y salidas. Resultó ser que nosotras bajamos por una que hacía un recorrido por un centenar de librerías, pero no había entradas/salidas habilitadas hasta llegar a la más próxima a la estación. Mi sensación de claustrofobia casi nubla mi día. A medida que avanzaba sentía que me alejaba del lugar por donde podía "escapar" y a la vez me acercaba a la supesta nueva salida. No la pasé bien, pero lo superé agilizando el paso y tratando de no pensar demasiado. Pobre la gente que trabaja ahí. Hay muchos locales lejísimos de salidas, es un lugar sin luz natural, sin el "aire" de afuera. No gracias,paso. Jajajaja
Ya en Chapultepec, nos costó encontrar la parada del pesero/camión de vuelta. El chofer de la ida nos dijo que la parada estaba "al final de la mera banqueta" (¿?). La pregunta hubiese sido: ¿cual de todas las banquetas (veredas, aceras)? Es una zona tipo terminal de colectivos, con varias callecitas paralelas, por donde pasan decenas y decenas de pesero y camiones. Finalmente la encontramos: era la última parada en la última "banqueta". Destino: Bosque de Las Lomas (¡cuidado! que no sea el que diga "Las Palmas").
La esquina de la casa de Gloria estña adornada con arbustos recortados prolijamente, con formas de anim
ales, muy simpático,
Comimos "tostadas" que nos preparó la dueña de casa. Son tortillas de maíz fritas (sequitas y duritas) con una buena capa de frijoles refritos, unas rebanadas de aguacate (palta), lechuga, crema y queso canasta. ¡Qué ricor! Caí en la tentación de repetir bajo la insistencia de nuestra anfitriona. Valió la pena. Para rematarnos nos armó unas sincronizadas (quesadillas de jamón y queso).
Así fue más o menos mi último lunes en el DF, el día previo a que mamá comenzara su curso (la razón por la que hizo el viaje).
Será hasta la próxima.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Cambio de hospedaje, lunes 30 de julio

Temprano en la mañana comenzó a sonar el teléfono de la habitación de l hotel. Una de esas personas que llamaron, fue una colega de mamá que le ofreció hospedarnos en su casa de huéspedes. Decidimos armar las valijas, hacer el check-out en el hotel y pasear un poco por la ciudad este (único) lunes.
Comenzamos el día comprando regalos para los más pequeños de la flía. No podía faltar nuestra visita obligada al Superama. Luego fuimos al Vip's a comer (era tarde para desayunar). Yo pedí un menú que venía con consomé de pollo y fajitas de res con pimientos, cebollas y frijoles. Mamá se pidió pollo con brócoli, nopal y queso cottage.
Fuimos hasta la estación del tren ligero y encaramos para la dirección opuesta al metro: Xochimilco. Podría decir que estuve en "Xochi", pero no vi canales, trajineras, chinampas, ni nada relacionado a este lugar que, dicen, hay que visitar. A la cuadra y media de alejarnos de la estación de tren ligero, mamá decidió que no le gustaba la zona y volvimos. (¡Miedosa!)
Una mini-anécdota: cuando estábamos esperando que llegue el siguiente tren, una señora que estaba esperando a unos pasos nuestros. Se colocó delante nuestro tan descaradamente, que la expresión de mamá fue notada por una nena que iba con esta señora, que la obligó a volver a donde estaban antes. Notamos que, en general, los mexicanos son asi: un tanto maleducados (e irrespetuosos) en cuanto a estos temas. En los medios de transporte, no se levantan para darle el asiento a nadie (ab-so-lu-ta-men-te-a-na-die). Ni embarazadas, ni personas con bebés, ni personas mayores. De todas maneras, si noté que suelen ser muy amables y serviciales en otras cosas.
Sigo con mi relato del lunes. Volvimos a hacer combinación con el metro hasta la estación Zócalo. En el camino no pude evitar comprar un cd con la historia de Timbiriche en mp3 (si mal no recuerdo tenía que comprar cd's en mi viaje, no? jajajaja) Paseamos por la feria/mercado/Constitución/Retiro/Once. Compramos algunas cosillas que necesitábamos y otras que sólo nos interesaron jejeje.
Mientras caminabamos por la zon se largó a llover. Entramos a un Vip's y pedimos un café (para mamá) y una ensalada de frutas con nieve de limón (para mí). Necesitaba comer fruta y, la verdad, estaba deliciosa. Aunque fue la ensalada de frutas más cara de mi vida ($58 mex = US$5,8 aprox). Valío la pena: sandía, melón, papaya, naranja, pomelo (toronja), durazno y ananá en almíbar, con una bochja de helado de limón al agua muy rica. Acá les llaman "nieves" a los helados al agua.
Fuimos a buscar a la colega de mamá que trabaja en la UNAM. Metro desde la estación Bellas Artes hasta Hidalgo, combinación ("correspondencia" como le dicen acá) con la línea que va a la Ciudad Universitaria. Caminamos sin encontrar el edificio de Ciencias del Mar y Limnología, hasta que conseguimos direcciones precisas. La Ciudad Universitaria de allá es gigantesca. Tomamos el bus interno de ahí y llegamos bárbaro.
Gloria, la colega de mamá, no llevó en auto hasta el hotel a buscar las valijas y de ahí a su casa. El viaje fue bastante largo. La C.U. queda en el sur-centro de la ciudad, el hotel queda un poco más al norte que la C.U. y Gloria vive en el norte-oeste (en una zona residencial que se llama "Bosque de Lomas"). Para llegar tomamos el (famoso) Periférico. Pude sacar un par de fotos movidas, como me gustan a mi, con los colores de la noche contrastando con las luces de los autos. ¡Hermoso lugar! Casas enormes, muy arbolado. Gloria nos llevó al Superama de ahí cerca y nos llenó de comida jajajaja. Cenamos tamales de pollo con salsa roja y sala verde y una sincronizada de pura gula. Toda comida rápida y deliciosa. Gloria es experta en comidas de 5 minutos, con todas cosas compradas, que sacan de apuros a cualquiera. Aprendí mucho con ella. Ya contaré más al respecto.
La casa de huéspedes consta de: una habitación con una cama matrimonial, un placard y nu escritoria; un pequeño living con un futón, un placard (más pequeño) y un sillón reclinable; un sector con heladera y microondas; y un baño que parece más chico de lo que en verdad es. Está todo muy bien puesto, hay libros y revistas de todo tipo y color. La dueña de casa se lució.
La verdad que no me puedo quejar. A descansar y prepararse para el último día junto a mi santa madre.

viernes, 31 de agosto de 2007

Museos y paseo histórico, domingo 29 de julio

Mi único domingo en el DF.
Un buen día puede empezar de maravillas con un yogurt bebible de gustos que no encuentro en Buenos Aires, como por ejemplo de piña colada. Además, se le suman un par de polvorones de cacahuate, y estoy hecha.
Considerando que los domingos la mayoría de los museos son gratuitos, aprovecharemos la situación. Tren ligero, combinación con el metro hasta la estación Bellas Artes y ¡voilà! Cerca del Zócalo hay un parque muy conocido: la Alameda Central. En frente se encuentra el Palacio de Bellas Artes, famoso por su telón de vitreaux, el cual no pude admirar ya que la cola para ingresar era de 3 cuadras. Nos limitamos a pispear la libreriía y la regalería.
A una cuadra de allí, siempre enfrentado a la Alameda, se encuentran 2 museos que quería visitar: el Museo de la Estampa (¡qué chasco!) y el Museo Franz Mayer (una maravilla). El primero, de estampas no tiene nada, pero fue grayuito no más. Una pequeña muestra de arte moderno, algo de caligrafía (ahí fui raudamente con mi cámara) y un vitral en el techo de la escalera, digno de fotografiar. El segundo debería ser un "must" aunque yo, como estudiante, pagué la mitad del valor de la entrada y mamá la tuvo que abonar completa. El recorrido dentro del lugar está bien marcado y tiene gran variedad de objetos, pinturas, etc. Comenzamos viendo una exposición temporal de platería moderna. Muchas cosas, muy bonitas, bien presentadas. Daban ganas de llevarse todo. Segunda expo temporal, una de cristal de murano. Algunas cosas muy lindas, otras no tanto, pero considerandome una casi-diseñadora, tenía que fotografiar todo lo que me llamara la atención (forma/color). De la colección estable, destacan la los azulejos y cerámicos, la platería y los rebozos (estos últimos no los encontramos, una pena).
En el patio central hay una fuente y un bar autoservicio, ideal para el cafecito de mamá. Rodeando el patio hay unas habitaciones con muebles de época. Se puede subir al 2º piso para ver más cosas. La regalaería tiene algunas cosas baratas, como por ejemplo unas agendas temáticas de años anteriores, con muchas fotos de buena calidad. Por $10 mex (US$1 aprox) me com`pré la de 1995 que es de rebozos. Satisfecha. Almorzamos en Sanborn's unas mini-sincronizadas de jamón y queso chiuahua y bebimos "manzanita" (gaseosa sabor manzana). En la calle compramos "Harry Potter y la Orden del Fénix" en dvd (pirata, obviamente) a $20 mex (US$2 aprox).
De vuelta a la Alameda, compramos unas entradas para hacer una excursión en un vagón de tranvía que recorre unas 10 cuadras por los alrededores de la Alameda y el Zócalo. ¡Excelente! Duró unos 45', con un guía muy simpático, divertido y atento. Pocas cuadras pero muuuuucha información. Ahí me enteré que en el 1500 y algo (creo) hubo una inundación muy grande. Nos mostró hasta dónde había llegado el agua y debían ser más de 2 metros. Por ese desastre, el centro histórico se mudó a Coyoacán. Mucha data interesante. Volvimos a ver el Zócalo, la Catedral Metropolitana, el Monte de Piedad y bastante más.
Cuando terminó el paseo, nos fuimos al Body Shop. Si nos conocen saben que no pod
íamos dejar de ir jejeje.
Seguimos caminando/paseando por la zona, buscamos un museo que ya estaba cerrado por ser más de las 18hs y volvimos por la Alameda disfrutando de una exposición de fotografías de China bastante expectacular.
Metro y tren ligero para volvr al hotel, pero sin el paso obligado por el Superama (¡wow!). Nuestro antojo de ensalada dominó la noche, así que cenamos en el hotel (regular tirando a malo el servicio y la comida, pero necesitábamos verdura fresca).
Vimos la película en la habitación, me bañé y a la camita a descansar...

viernes, 24 de agosto de 2007

Ferias/mercados, sábado 28 de julio

Día de compras y ferias, ferias y compras.
¡Nos compramos de todo! Nada (o casi nada) para los demás, mucho para nosotras.

Nos despertamos tipo 10 am y fuimos al Vip's a desayunar: yogurt con frutas y nueces (papaya, melón y sandía). Para comenzar el recorrido tomamos tren ligero (foto: estación Reg. Federal, dirección Tasqueña y Xochimilco) y combinaciones de metro. En una de las líneas me compré mi primer cd: la historia de Timbiriche en video, a tan solo $10 mex (US$1 aprox.). En el metro abundan los cd's y no lo pude evitar.
Víctima nº1: el Mercado Insurgentes. Tren ligero, combinación de metros y llegamos a la Zona Rosa, lugar "paquete" característico del DF. Este mercado está llenos de pasillos donde se encuentran montones de artesanías (en plata inclusive). Realmente marea. Cuando salimos a tomar (el necesitado) aire vimos un restaurant que se llama "La casa de las enchiladas" y hacia allí nos dirijimos. Las enchiladas son tortillas rellenas bañadas en salsa. Cuando ví al mozo llevando platos a otra mesa le dija a mamá en qué consistía este plato típico y le pedí encarecidamente que se lo coma sin chistar (a mi madre no le gustan las cosas de masa humedecidas, salvo que sean pastas). El menú ofrece distintos tipos de masa, de rellenos, de salsas y de decoraciones para armar su propia enchilada. Carolina: masa de máiz rojo, relleno de pavo, salsa mole de la casa y queso de canasta de decoración. Nora: masa de maíz azul, relleno de pollo,
salsa de queso y de decoración cebolla, crema, queso de canasta y cilantro. No quería volverme a Buenos Aires sin probar, al menos, una de las famosas variedades de moles. La que probé estaba francamente deliciosa, algo picosita, un poco dulzona, super sabrosa, todo un manjar. ¡Totalmente repetible!
Víctima nº2: Mercado de Artesanías de San Juan. Poco locales, pocos productos, poca calidad, pero nos atendieron muy bien. La zona se parece al barrio porteño de Pompeya. En el camino pasamos por una serie de puestos (estilo Retiro o Constitución) donde vendíanb desde ropz y calzado a cd's, dvd's, maquillaje, etc. En este mercado me compré mi primer caleidoscopio. En Mexico hay muchos baños públicos (WC) y en el que estaba adentro del mercado había que pagar $3 mex (US$0,30 aprox.) para pasar por un molinete y entrar. Muy limpio, afortunadamente.
Víctima nº3: el Mercado de Artesanías de la Ciudadela, a unas cuadras del de San Juan. Montones de puestos pero perfactemente organizados. Es una especie de gran estacionamiento, con locales por doquier. Abundan las platerías.
En el camino de vuelta me compré una chalina multicolor, o sea, mi primera muestra de textil mexicano. Quizás sea "made in China", pero no me importa.La verdad que estábamos muy cansadas cuando terminamos. Dimos una pequeña vuelta por la plaza que está enfrente del mercado, vimos de lejos los espectáculos y enfilamos para el hotel.

Paso obligado por el Superama para abastecernos. No puedo dejar de mencionar al majar que compramos esa noche. El día anterior, en el supermercado, daban a probar unas galletitas de maní muy ricas. Ese día no las encontramos, pero ese sábado de compras las divisé en el estante y agarré un paquete. Polvorones de cacahuate. Deliciosos. Textura de mantecol, gusto a mantecol, pero en galletita. La caja nos duró días, porque comías una y quedabas pipón-pipón. Polvorones+vaso de leche fría=merienda/cena ligera
(creo que, además, comimos sandwichs de pechuga de pavo ahumada con queso tipo manchego jeje).
A la salida del tren ligero de vuelta, aproveché para sacarle unas fotos al hotel desde lejos. Es grande, está relativamente bien comunicado pero definitivamente le falta mantenimiento y mejorar la atención.
Ordenamos las compras, revisamos mails, baño reparador y a la cama. Terminamos el día con las billeteras más delgadas pero los corazones rebosantes de sonrisas.

domingo, 19 de agosto de 2007

Museo Nacional de Antropología, viernes 27 de julio

¡A la pipetuá!
Ya sé que no tengo autoridad en el tema, pero es mi recomendación el que no falte una extensa visita a este maravilloso museo.
Lleva su tiempo recorrer todas sus salas y digerir toda la información, pero realmente vale la pena.
Ese día nos levantamos más tarde de lo que suponíamos y decidimos que "El Antropológico" iba a ser nuestro (único) destino del día. Mi madre, que ya lo había visitado una vez, sabía que toma todo el día si se lo quiere ver bien, completo y con calma.
Desayuno en el Vip's de enfrente del hotel: yogurt con frutas para mamá y hotcakes para mi (debo admitir que eran mejores los de los arcos dorados). ¿De beber? ¡Jugo de zanahoria! Una de mis bebidas preferidas, por supuesto.
Comienza la travesía: combinación de tren ligero y metro hasta la estación Auditorio y de ahí a caminar. Hermosa zona boscosa -Bosques de Chapultepec- para deleitarse los ojos en el trayecto.
El museo es el único que aclara que el descuento es válido solamente para estudiantes y docentes mexicanos. No importa, pagamos los $45 mex cada una, dejamos las mochilas y abrigos (que dicho sea de paso fue el día más caluroso de mi estadía) y entramos.
Lo primero que se puede ver en el gran patio central es una alta fuente que hace al aire fresco y dinámico. ¡Qué linda sensación! Comenzamos por la primera sala a nuestra derecha, la de antropología general. Mucho australopithecus, neanderthal, cromagnon, mamuts y maquetas (a veces hiperrealistas, a veces algo raras).
Al terminar la 1ª o la 2ª sala vimos una pared llena de pantallas de televisor con caras, que cuando uno se movía, podía observar el cráneo correspondiente a esa cara. ¡Maravilloso! Poder distinguir a partir de los cráneos los distintos razgos de las distintas razas. Era para pasarse un buen rato viendo las diferencias entre todos.
Vimos diagramas y esquemas sobre distintos grupos aborígenes de cada región de América y de México en particular: sus lenguas, sus hábitos, pero en las salas siguientes pudimos verlos bien individualizados.
Algo que nos llamó mucho la atención fue un gráfico que señalaba a los gauchos como los aborígenes que habitaban Buenos Aires (¿?). Inevitable no sacarle una foto a eso.
Las salas de la derecha son salas generles. Para ese entonces ya había empezado a sacar fotos a todo lo que se me cruzaba por los ojos: vasijas, herramientas, estatuas, gráficos, textos explicativos, maquetas en tamaño real, objetos varios de cerámica, cestería, etc. De todo sobre todos. Mucho color, mucha textura, mucha técnica. Y se podían ver las diferencias entre grupo y grupo.
En las salas de la izquierda están los distintos grupos aborígenes de México, bien detallados.
Me saqué las ganas de sacar montones de fotos. En varias ocasiones tuve que borrar imágenes para seguir sacándo fotos a telares y telas que estaban expuestos. Es increíble el uso del telar de cintura y cómo se ve en las prendas (huipiles y demás) si estaban realizadas con esa técnica.
En la foto se puede observar una maqueta en 1:1 de una señora tejiendo con un telar de cintura (uno de los más de 10 telares que fotografié). Los tejidos no tenían de ancho más de la distancia que les daban los brazos. Por eso en las prendas ya confeccionadas se veían las costuras que unían a los distintos paños. Como estudiante de diseño textil, se me caía la baba. Mucho bordado, ¡mucho trabajo!
Así aprendí más sobre olmecas, toltecas, , zapotecas, huastecas, mixtecas, mayas, aztecas y no se cuántos más.
Un detalle del museo es que tiene salidas a patios exteriores donde hay reproducciones de arquitectura de distintas culturas. Se pude apreciar la escala de las contrucciones, hasta se las puede recorrer. Se hace más fácil imaginarse la vida viendo los espacios con los que se manejaban.
Nos llevó gran parte del día recorrer cada rincón. Descansamos en alguno de los bancos del lugar cada vez que lo necesitamos. Disfrutamos de las maravillosas vistas. En fin: nos sacamos las ganas.
En el museo hay un bar/restaurant llamado Meridien (creo que es parte de una cadena de restós). Muy bien puesto, en un patio con mesitas decoradas con flores y las mozas con vetimenta típica (lo vimos en otros lugares también). Compartimos un sandwich Meridien, yo me tomé mi limonada diaria y mamá un café (en su casi desesperada búsqueda de café con gusto a café).
Tuve el placer de ser visitada por una ardilla que respondió a mi pedido de dejarme sacarle una foto. La vi, vino a mostrarse, preparé la cámar, dio media vuelta y se fue, la llamé, regresó. Imagino que entrenan a los bichos estos para ser tan simpáticos. Parecía que en cualquier momento iba a sacar un sombrero y pedirme una moneda por su "trabajo". El recuerdo fue por demás gracioso. Amenizó nuestra comida.
El Museo Nacional de Antropología es una visita obligada, desde mi punto de vista, si hay interés en el tema. Yo elegí el México prehispánico para mi viaje, elegí los museos de historia aborigen a los museos de arte moderno. Pero tuve mi paneo general de todo y ahondé en lo que más me llamó la atención.
Este lugar es grandioso, maravilloso, enorme y completísimo. Eso sí, nos dimos el gusto de dejar una crítica/sugerencia ya que hay zonas del museo donde los objetos mostrados están mal iluminados y, además, le faltan carteles indicadores de lo que se muestra en cada vitrina. Bueno... así es mi familia: quejosa. también nos gusta gastar plata (jejeje) así que compramos revistas, postales y no recuerdo qué más en la tienda de regalos del museo.
Vuelta al hotel: caminata, metro y tren ligero. Paso obligado por el Superama (supermercado) de enfrente del hotel y vuelta a la habitación para una cena ligera, baño y descanso.
El sábado será otro día para madre e hija.

jueves, 16 de agosto de 2007

Zócalo, jueves 26 de julio

¡Día ¡GRRR!
Comenzó la mañana con un delicioso desayuno y el estreno de otros medios de transporte: el tren ligero (como nuestro premetro, 2 vagones con capacidad para unas 20 personas cada uno) y el metro (10 lineas de nuestro subte con montonces posibilidades de combinaciones, algunas estaciones a nivel del suelo lo cual fue aire fresco a mis sentidos). Enfilamos para el Zócalo, que es el centro histórico de la ciudad, aunque tiene varios centros históricos diseminados.
Luego de hacer las 6 estacioens de tren ligero y las 11 de metro, salimos a la superficie y me di cuenta que tenía la mochila abierta y me faltaba el estuche de los anteojos negros con los dichosos anteojos adentro y un monederito con $250 (US$25 aproximadamente) que tenía en el bolsillo de la pollera. Mal humor. Pero podría haber sido peor, adentro de la mochila tenía la camara, que siguió en su lugar. Pero bueno... todo sirve para aprender de los errores, a partir de ese momento fui mucho más cuidadosa con mis pertenencias.
El Zócalo es una gran plaza de cemento, en cuyo centro está la bandera de Mexico bailando con el viento.
Rodean a esa plaza:
· el Palacio Nacional, engalanado para el recibimiento al presidente argentino y su mujer;
· la Catedral Metropolitana, hundida y torcida, impresionante, imponente, barroca;
· el Monte de Piedad, la casa de empeño más antigua y reconocida por esos pagos; y
· el Ayuntamiento, pasado por alto por mi cerebro fugaz.
A los costados del Palacio Nacional hay una especie de mercado que es la combinación de Constitución, Retiro, La Salada por cuatro. Enorme, variado, atestado de gente, ruidoso, ¡barato! (en líneas generales). Aquí me hice de un nuevo monedero.

Para huir del bullicio cotidiano que se experimenta en esta zona nos metimos en el Museo Nacional de las Culturas. Desértico, con buen material, aunque un tanto descuidado.
Seguimos a otro museo, pero esta vez mejor presentado. Entre la Catedral y el Palacio, a un costado están las ruinas del Templo Mayor con su museo. Son las ruinas de una pirámide en el medio de la ciudad, que sobrevivieron a la conquista. Impresiona recorrer tremenda arquitectura y levantar la vista para ver edificios y gente y autos y calles. El museo está muy bien armado, tiene varios pisos repletos de material fotografiable.
Continuamos nuestro día histórico con el Turibus, otra vez, sí. Este es el otro recorrido que ofrece la empresa. Lo que vimos fue:

-Zócalo
-Plaza Manuel Tolsa/Munal
-Museo Franz Mayer
-Plaza de San Fernando
-Monumento a la Revolución
-Reforma/Insurgentes
-Monumento a la Independencia (Sur)
-Reforma/Río de la Plata
-Museo de Antropología
-Arquímedes/Campos Elíseos
-Presidente Masarok/Molière
-Bosque de Chapultepec
-Lago Mayor
-Fuente de Tlaloc
-Museo de Historia Natural
-Museo Tecnológico de la CFE/Papalote Museo del Niño/Feria de Chapultepec
-Auditorio Nacional
-Museo de Arte Moderno/Museo Tamayo
-Condesa
-Plaza Madrid
-Centro de Cultura Casa Laam
-Monumento a la Independencia (Norte)
-Reforma Glorieta Colón
-Hemiciclo a Juarez
Buen recorrido, enfriado por por un poco de lluvia.
Cansadas y con frío fuimos a buscar algún lugar para almorzar, aunque eran las 18hs. Mamá pidió burritas de res en pita y yo fajitas de res. Todo sabroso.

Vuelta al hotel. Bananas mini para una cena frugal ligera y un buen descanso para enfrentar al viernes.

domingo, 12 de agosto de 2007

Coyoacán, miércoles 25 de julio

La Ciudad de Mexico se divide en 16 delegaciones, una de ellas es Coyoacán. El hotel en el que estuvimos alojadas entre el 24 y el 30 de julio, la Ciudad Universitaria en la que mi madre iba a dar el curso (UNAM), y el destino del día están en esta delegación.
Temprano en la mañana tomamos un pesero rumbo a la Plaza Hidalgo, pleno centro histórico de este pintorezco lugar. La plaza está muy bien cuidada y rodeada de árboles, fuentes, puestos de comida y sitios de elevado valor histórico y cultural.
Un detalle de la vida cotidiana de los mexicanos es que desayunan fuerte (huevos, carnes, frutas), almuerzan entre las 13 y las 16hs (no le llaman almuerzo sino "la comida") y cenan liviano. En la Plaza Hidalgo encontramos un pequeño restó con menú económico que ofrecía sopa (consomé de pollo o sopa de hongos), entrada (arroz o vegetales con queso), plato fuerte (tacos dorados de pollo, que son los de la foto) y postre (fresas con crema). Ahí comenzó nuestro cambio de costumbre alimanticia.
Este primer día visitamos varios destinos, los cuales paso a comentar brevemente.
· Museo de Culturas Populares. Gratuito. Muestra cerrada, pero exposición de fotografía abierta al público (muy interesante y muy buena calidad de imágenes). Fuimos a la librería/regalería y presté debida atención a los libros y revistas relacionadas al diseño textil (mi debilidad).
· Mercado de Coyoacán. Entrada libre y gratuita. Desde comida a ropa, objetos de decoración, juguetes y demás. Muy amable la gente, olores variados, mucho color, mucha estampa mexicana.
· Museo Frida Kahlo. Descuento a estudiantes y docentes. Su hogar, la famosa Casa Azul. No nos dejaron sacar fotos, pero el lugar es fantástico.
· Viveros de Coyoacán. Entrada libre y gratuita. ¡Hermoso lugar!Lleno de colores, de plantas para ver y delirar (y comprar si tan solo pudiera traermelas en avión). Un jardín de cactus, muchos cactus (algunos híbridos) en miniatura, flores de todo tipo (especiales las dalias y las santa ritas). Muchas fotos.
· Casa de Cortez. Entrada libre y gratuita. Antiguamente fue residencia del conquistador, actualmente funciona como Registro Civil.
· Paseo en Turibus. El turibus es un colectivo estilo londinense, de 2 pisos con techo descubierto, que tiene pasea por un circuito determinado y va brindando información de los sitios por los que pasa. Es una actividad altamente recomendada porque sirve para ver varios sitios en poco tiempo, bajarse en alguno de interés y retomar luego el viaje. De esta manera pudimos ver (desde arriba) el Museo Frida Kahlo, el Centro Comercial Plaza Coyoacán, la Fuente de Cibeles, el World Trade Center, la Plaza de Toros México, los Viveros de Coyoacán, el Museo Carrillo Gil, Casa Jaime Sabines, el Estadio Olímpico, la Plaza Comercial Perisur, la Plaza Comercial Cuicuilco, el Mercado de flores de Tlalpan, el Parque ecológico Loreto Peña Pobre, la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Museo de la Acuarela.
Vuelta al hotel para una cena ligera (sandwich de pechuga de pavo, salchichón ahumado y queso tipo americano, y unos postrecitos light de vainilla para el final dulce), revisión de mails, ordenamiento de fotos y un buen descanso hasta el día siguiente.

Un deseo de buen viaje

"... espero que sea una buena experiencia, que la comida del avión esté medianamente buena, que no te marees, que pases de largo el 'fri-yop', que en la ciudad te compres muchos discos, que te alejes todo lo que puedas de lo de acá y experimentes lo de allá, que aproveches, que te animes, que hagas todo lo que te plazca, que camines siempre más de la cuenta, que no hagas turismo, sino tu propio trip..." Ignacio

México, el sueño de una década


El 24 de julio partí, junto a mi madre, del aeropuerto de Ezeiza con rumbo al aeropuerto de Ciudad de Mexico: el enorme "Benito Juarez" me recibió con toda su enormidad.
Acostumbrada al gris de Buenos Aires, encontré en el DF tanto pero tanto color, que mi enamoramiento se intensificó.
Mi plan es contar como fue mi estadía de 13 días en esa hermosa ciudad, los sitios que visité, mis buenas y malas experiencias, mis simples y humildes recomendaciones (esas que tanto me niego a escuchar)... En fin, un recorrido por un sueño que afortunadamente se cumplió.

Uy uy uy

Mmmmm
No sé muy bien por dónde empezar, haré lo que pueda.

Espero formar algún registro decente de mis sueños cumplidos.
Espero armar proyectos concretos para mis sueños por cumplir.