FUNDACIÓN CÉSAR MANRIQUE
A ver... Una casa-museo construída en burbujas de lava: ¡imagínense! Es increíble recorrer los distintos sectores, todos llenos de arte y a la vez súper funcionales. De verdad que daban ganas de vivir ahí. Me imaginé llendo de una sala a la otra, tomando un té por ahí, un juguito por allá, merendando con amigos por acá. ¡Espectacular!
En la entrada, sobre la calle, hay un juguete de viento enorme, blanco, geométrico, imponente. Así te recibe "la Fundación". La puerta está más que pensada, con una gran C y M puestas de tal forma se ve la punta de un volcán en el medio de la M. Manrique y la observación de la naturaleza... ¿Contaminación visual? ¡Nooooo! Es una foto típica de postal.
Los jardines externos tienen palmeras, cactus, plantas de aloe vera y santa rita, todo contrastando con el suelo negro de la lava que alguna vez cubrió la zona. Impresiona... También hay otro juguete de viento, más parecido a un árbol de navidad, más colorido, muy geométrico también. Manrique y el arte cinético...
Como primera instancia entramos a una exposición de José Saramago. No recuerdo demasiado, pero destaco el árbol de navidad que en vez de borlas tenía frases colgadas y el cuarto blanco donde se proyectaban textos desde todas las esquinas. Fui cubierta por palabras, ¡qué linda sensación!
El recorrido por la casa está bien marcado. Se atraviezan cuartos con cuadros coloridos y ventanas amplias. Hay salas de estar realizadas en las burbujas, con muebles, esculturas, escaleras de caracol que comunican con otros cuartos. Cada sala con algún color predominante. Hermoso.
A la salida entablé una breve amistad con un gato negro de cara muy muy muy seria. Y en el sector donde están el bar y el giftshop otro gatito entabló amistad conmigo. Jajajaja Divinos los bichos.
A ver... Una casa-museo construída en burbujas de lava: ¡imagínense! Es increíble recorrer los distintos sectores, todos llenos de arte y a la vez súper funcionales. De verdad que daban ganas de vivir ahí. Me imaginé llendo de una sala a la otra, tomando un té por ahí, un juguito por allá, merendando con amigos por acá. ¡Espectacular!
En la entrada, sobre la calle, hay un juguete de viento enorme, blanco, geométrico, imponente. Así te recibe "la Fundación". La puerta está más que pensada, con una gran C y M puestas de tal forma se ve la punta de un volcán en el medio de la M. Manrique y la observación de la naturaleza... ¿Contaminación visual? ¡Nooooo! Es una foto típica de postal.
Los jardines externos tienen palmeras, cactus, plantas de aloe vera y santa rita, todo contrastando con el suelo negro de la lava que alguna vez cubrió la zona. Impresiona... También hay otro juguete de viento, más parecido a un árbol de navidad, más colorido, muy geométrico también. Manrique y el arte cinético...
Como primera instancia entramos a una exposición de José Saramago. No recuerdo demasiado, pero destaco el árbol de navidad que en vez de borlas tenía frases colgadas y el cuarto blanco donde se proyectaban textos desde todas las esquinas. Fui cubierta por palabras, ¡qué linda sensación!
El recorrido por la casa está bien marcado. Se atraviezan cuartos con cuadros coloridos y ventanas amplias. Hay salas de estar realizadas en las burbujas, con muebles, esculturas, escaleras de caracol que comunican con otros cuartos. Cada sala con algún color predominante. Hermoso.
A la salida entablé una breve amistad con un gato negro de cara muy muy muy seria. Y en el sector donde están el bar y el giftshop otro gatito entabló amistad conmigo. Jajajaja Divinos los bichos.
Definitivamente la Fundación César Manrique es paso obligado para personas que, como yo, estamos interesadas en el arte, en la arqueitectura, en el diseño. O simplemente nos gusta pasear, conocer lugares nuevos y aprender algo. Y como ya había dicho antes: Lanzarote es Manrique y Manrique es Lanzarote, así que ver su casa es adentrarse un poco más en el corazón de la isla.
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