domingo, 2 de septiembre de 2007

Cambio de hospedaje, lunes 30 de julio

Temprano en la mañana comenzó a sonar el teléfono de la habitación de l hotel. Una de esas personas que llamaron, fue una colega de mamá que le ofreció hospedarnos en su casa de huéspedes. Decidimos armar las valijas, hacer el check-out en el hotel y pasear un poco por la ciudad este (único) lunes.
Comenzamos el día comprando regalos para los más pequeños de la flía. No podía faltar nuestra visita obligada al Superama. Luego fuimos al Vip's a comer (era tarde para desayunar). Yo pedí un menú que venía con consomé de pollo y fajitas de res con pimientos, cebollas y frijoles. Mamá se pidió pollo con brócoli, nopal y queso cottage.
Fuimos hasta la estación del tren ligero y encaramos para la dirección opuesta al metro: Xochimilco. Podría decir que estuve en "Xochi", pero no vi canales, trajineras, chinampas, ni nada relacionado a este lugar que, dicen, hay que visitar. A la cuadra y media de alejarnos de la estación de tren ligero, mamá decidió que no le gustaba la zona y volvimos. (¡Miedosa!)
Una mini-anécdota: cuando estábamos esperando que llegue el siguiente tren, una señora que estaba esperando a unos pasos nuestros. Se colocó delante nuestro tan descaradamente, que la expresión de mamá fue notada por una nena que iba con esta señora, que la obligó a volver a donde estaban antes. Notamos que, en general, los mexicanos son asi: un tanto maleducados (e irrespetuosos) en cuanto a estos temas. En los medios de transporte, no se levantan para darle el asiento a nadie (ab-so-lu-ta-men-te-a-na-die). Ni embarazadas, ni personas con bebés, ni personas mayores. De todas maneras, si noté que suelen ser muy amables y serviciales en otras cosas.
Sigo con mi relato del lunes. Volvimos a hacer combinación con el metro hasta la estación Zócalo. En el camino no pude evitar comprar un cd con la historia de Timbiriche en mp3 (si mal no recuerdo tenía que comprar cd's en mi viaje, no? jajajaja) Paseamos por la feria/mercado/Constitución/Retiro/Once. Compramos algunas cosillas que necesitábamos y otras que sólo nos interesaron jejeje.
Mientras caminabamos por la zon se largó a llover. Entramos a un Vip's y pedimos un café (para mamá) y una ensalada de frutas con nieve de limón (para mí). Necesitaba comer fruta y, la verdad, estaba deliciosa. Aunque fue la ensalada de frutas más cara de mi vida ($58 mex = US$5,8 aprox). Valío la pena: sandía, melón, papaya, naranja, pomelo (toronja), durazno y ananá en almíbar, con una bochja de helado de limón al agua muy rica. Acá les llaman "nieves" a los helados al agua.
Fuimos a buscar a la colega de mamá que trabaja en la UNAM. Metro desde la estación Bellas Artes hasta Hidalgo, combinación ("correspondencia" como le dicen acá) con la línea que va a la Ciudad Universitaria. Caminamos sin encontrar el edificio de Ciencias del Mar y Limnología, hasta que conseguimos direcciones precisas. La Ciudad Universitaria de allá es gigantesca. Tomamos el bus interno de ahí y llegamos bárbaro.
Gloria, la colega de mamá, no llevó en auto hasta el hotel a buscar las valijas y de ahí a su casa. El viaje fue bastante largo. La C.U. queda en el sur-centro de la ciudad, el hotel queda un poco más al norte que la C.U. y Gloria vive en el norte-oeste (en una zona residencial que se llama "Bosque de Lomas"). Para llegar tomamos el (famoso) Periférico. Pude sacar un par de fotos movidas, como me gustan a mi, con los colores de la noche contrastando con las luces de los autos. ¡Hermoso lugar! Casas enormes, muy arbolado. Gloria nos llevó al Superama de ahí cerca y nos llenó de comida jajajaja. Cenamos tamales de pollo con salsa roja y sala verde y una sincronizada de pura gula. Toda comida rápida y deliciosa. Gloria es experta en comidas de 5 minutos, con todas cosas compradas, que sacan de apuros a cualquiera. Aprendí mucho con ella. Ya contaré más al respecto.
La casa de huéspedes consta de: una habitación con una cama matrimonial, un placard y nu escritoria; un pequeño living con un futón, un placard (más pequeño) y un sillón reclinable; un sector con heladera y microondas; y un baño que parece más chico de lo que en verdad es. Está todo muy bien puesto, hay libros y revistas de todo tipo y color. La dueña de casa se lució.
La verdad que no me puedo quejar. A descansar y prepararse para el último día junto a mi santa madre.

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