Día de compras y ferias, ferias y compras.
¡Nos compramos de todo! Nada (o casi nada) para los demás, mucho para nosotras.
¡Nos compramos de todo! Nada (o casi nada) para los demás, mucho para nosotras.
Nos despertamos tipo 10 am y fuimos al Vip's a desayunar: yogurt con frutas y nueces (papaya, melón y sandía). Para comenzar el recorrido tomamos tren ligero (foto: estación Reg. Federal, dirección Tasqueña y Xochimilco) y combinaciones de metro. En una de las líneas me compré mi primer cd: la historia de Timbiriche en video, a tan solo $10 mex (US$1 aprox.). En el metro abundan los cd's y no lo pude evitar.
Víctima nº1: el Mercado Insurgentes. Tren ligero, combinación de metros y llegamos a la Zona Rosa, lugar "paquete" característico del DF. Este mercado está llenos de pasillos donde se encuentran montones de artesanías (en plata inclusive). Realmente marea. Cuando salimos a tomar (el necesitado) aire vimos un restaurant que se llama "La casa de las enchiladas" y hacia allí nos dirijimos. Las enchiladas son tortillas rellenas bañadas en salsa. Cuando ví al mozo llevando platos a otra mesa le dija a mamá en qué consistía este plato típico y le pedí encarecidamente que se lo coma sin chistar (a mi madre no le gustan las cosas de masa humedecidas, salvo que sean pastas). El menú ofrece distintos tipos de masa, de rellenos, de salsas y de decoraciones para armar su propia enchilada. Carolina: masa de máiz rojo, relleno de pavo, salsa mole de la casa y queso de canasta de decoración. Nora: masa de maíz azul, relleno de pollo, salsa de queso y de decoración cebolla, crema, queso de canasta y cilantro. No quería volverme a Buenos Aires sin probar, al menos, una de las famosas variedades de moles. La que probé estaba francamente deliciosa, algo picosita, un poco dulzona, super sabrosa, todo un manjar. ¡Totalmente repetible!
Víctima nº2: Mercado de Artesanías de San Juan. Poco locales, pocos productos, poca calidad, pero nos atendieron muy bien. La zona se parece al barrio porteño de Pompeya. En el camino pasamos por una serie de puestos (estilo Retiro o Constitución) donde vendíanb desde ropz y calzado a cd's, dvd's, maquillaje, etc. En este mercado me compré mi primer caleidoscopio. En Mexico hay muchos baños públicos (WC) y en el que estaba adentro del mercado había que pagar $3 mex (US$0,30 aprox.) para pasar por un molinete y entrar. Muy limpio, afortunadamente.
Víctima nº3: el Mercado de Artesanías de la Ciudadela, a unas cuadras del de San Juan. Montones de puestos pero perfactemente organizados. Es una especie de gran estacionamiento, con locales por doquier. Abundan las platerías.
En el camino de vuelta me compré una chalina multicolor, o sea, mi primera muestra de textil mexicano. Quizás sea "made in China", pero no me importa.La verdad que estábamos muy cansadas cuando terminamos. Dimos una pequeña vuelta por la plaza que está enfrente del mercado, vimos de lejos los espectáculos y enfilamos para el hotel.
Paso obligado por el Superama para abastecernos. No puedo dejar de mencionar al majar que compramos esa noche. El día anterior, en el supermercado, daban a probar unas galletitas de maní muy ricas. Ese día no las encontramos, pero ese sábado de compras las divisé en el estante y agarré un paquete. Polvorones de cacahuate. Deliciosos. Textura de mantecol, gusto a mantecol, pero en galletita. La caja nos duró días, porque comías una y quedabas pipón-pipón. Polvorones+vaso de leche fría=merienda/cena ligera (creo que, además, comimos sandwichs de pechuga de pavo ahumada con queso tipo manchego jeje).
A la salida del tren ligero de vuelta, aproveché para sacarle unas fotos al hotel desde lejos. Es grande, está relativamente bien comunicado pero definitivamente le falta mantenimiento y mejorar la atención.
Ordenamos las compras, revisamos mails, baño reparador y a la cama. Terminamos el día con las billeteras más delgadas pero los corazones rebosantes de sonrisas.
Víctima nº1: el Mercado Insurgentes. Tren ligero, combinación de metros y llegamos a la Zona Rosa, lugar "paquete" característico del DF. Este mercado está llenos de pasillos donde se encuentran montones de artesanías (en plata inclusive). Realmente marea. Cuando salimos a tomar (el necesitado) aire vimos un restaurant que se llama "La casa de las enchiladas" y hacia allí nos dirijimos. Las enchiladas son tortillas rellenas bañadas en salsa. Cuando ví al mozo llevando platos a otra mesa le dija a mamá en qué consistía este plato típico y le pedí encarecidamente que se lo coma sin chistar (a mi madre no le gustan las cosas de masa humedecidas, salvo que sean pastas). El menú ofrece distintos tipos de masa, de rellenos, de salsas y de decoraciones para armar su propia enchilada. Carolina: masa de máiz rojo, relleno de pavo, salsa mole de la casa y queso de canasta de decoración. Nora: masa de maíz azul, relleno de pollo, salsa de queso y de decoración cebolla, crema, queso de canasta y cilantro. No quería volverme a Buenos Aires sin probar, al menos, una de las famosas variedades de moles. La que probé estaba francamente deliciosa, algo picosita, un poco dulzona, super sabrosa, todo un manjar. ¡Totalmente repetible!
Víctima nº2: Mercado de Artesanías de San Juan. Poco locales, pocos productos, poca calidad, pero nos atendieron muy bien. La zona se parece al barrio porteño de Pompeya. En el camino pasamos por una serie de puestos (estilo Retiro o Constitución) donde vendíanb desde ropz y calzado a cd's, dvd's, maquillaje, etc. En este mercado me compré mi primer caleidoscopio. En Mexico hay muchos baños públicos (WC) y en el que estaba adentro del mercado había que pagar $3 mex (US$0,30 aprox.) para pasar por un molinete y entrar. Muy limpio, afortunadamente.
Víctima nº3: el Mercado de Artesanías de la Ciudadela, a unas cuadras del de San Juan. Montones de puestos pero perfactemente organizados. Es una especie de gran estacionamiento, con locales por doquier. Abundan las platerías.
En el camino de vuelta me compré una chalina multicolor, o sea, mi primera muestra de textil mexicano. Quizás sea "made in China", pero no me importa.La verdad que estábamos muy cansadas cuando terminamos. Dimos una pequeña vuelta por la plaza que está enfrente del mercado, vimos de lejos los espectáculos y enfilamos para el hotel.
Paso obligado por el Superama para abastecernos. No puedo dejar de mencionar al majar que compramos esa noche. El día anterior, en el supermercado, daban a probar unas galletitas de maní muy ricas. Ese día no las encontramos, pero ese sábado de compras las divisé en el estante y agarré un paquete. Polvorones de cacahuate. Deliciosos. Textura de mantecol, gusto a mantecol, pero en galletita. La caja nos duró días, porque comías una y quedabas pipón-pipón. Polvorones+vaso de leche fría=merienda/cena ligera (creo que, además, comimos sandwichs de pechuga de pavo ahumada con queso tipo manchego jeje).
A la salida del tren ligero de vuelta, aproveché para sacarle unas fotos al hotel desde lejos. Es grande, está relativamente bien comunicado pero definitivamente le falta mantenimiento y mejorar la atención.
Ordenamos las compras, revisamos mails, baño reparador y a la cama. Terminamos el día con las billeteras más delgadas pero los corazones rebosantes de sonrisas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario